Capítulo 8: De vuelta a casa
Con sigilo acerco una silla a la cama para
poder contemplar como duerme. Hacía demasiado tiempo que no pisaba esta casa,
pero por suerte nunca abandoné la costumbre de llevar la llave conmigo.
En cierto modo es una forma de anclarme al suelo, de recordar de donde vengo y hasta donde he llegado, de agradecer todo con lo que la vida me ha obsequiado y también todo lo que se ha llevado con ella.
En cierto modo es una forma de anclarme al suelo, de recordar de donde vengo y hasta donde he llegado, de agradecer todo con lo que la vida me ha obsequiado y también todo lo que se ha llevado con ella.
Todavía recuerdo a Lucas tocar la guitarra
en el salón, mientras yo intentaba estudiar la asignatura de turno. Mi madre
siempre estuvo orgullosa de él. Decía que mi hermano tenía una voz capaz de
enamorar a las masas. Al final ella siempre tiene razón. Desde pequeño me
inculcó que mi deber era cuidar a mi hermano. Como hermano mayor siempre me ha
fastidiado llevar a Lucas conmigo a todas partes. Sin embargo el sentimiento de
fastidio siempre ha convivido en equilibrio con el de protección.
Por ello, cuando la fama lo asalto hace ya
algunos veranos, me convertí en su sombra con la idea de velar única y
exclusivamente por sus intereses. Al principio, como hacía poco que me había
licenciado en derecho, compaginé la revisión de los contratos con el trabajo en
el bufete de un amigo de mi padre. Sin embargo, por suerte para Lucas, su éxito
creció y al final me centré en él.
No es que quiera dejar en mal lugar a mi
hermano pero siempre le ha gustado vivir demasiado bien. No se preocupa por lo
que gana y nunca lee un contrato. Resumiendo, me gano bien el sueldo.
A su favor tengo que decir que no es nada
extravagante. Es bastante normal. Le gusta el deporte, la vida sana y, aunque
sale de fiesta siempre que puede, no ha desarrollado malos vicios. Cosa que
muchas revistas han puesto en duda en las últimas semanas.
Al parecer, alguien de nuestra confianza
decidió vender unas fotos a la prensa en las que supuestamente se veía a Lucas
bastante desinhibido en una de las habitaciones del hotel donde había bastantes
botellas de alcohol y sustancias estupefacientes sobre la mesa.
Cuando la directora del hotel me citó en su
despacho diciéndome que había un problema. No imaginé que al llegar a su
despacho me iba a encontrar con el director de una famosa revista y menos que
me iba a mostrar este tipo de imágenes. Al verlas me puse echo una furia,
busqué a mi hermano y le exigí una explicación. Él me explico que se trataba de
una fiesta privada con gente del equipo y me juro que nunca había tomado nada.
Su confirmación llegó con los resultados de unos análisis días después. Dejando
como única incógnita quien había mandado las fotos a la revista.
Sé que me pase con Lucas, pero no iba a
permitir que jugara con es tema. No después de todo el mal que las drogas
habían echo a nuestra familia.
Hacía ya algunos años que mi madre jugando
con lo que no debía cayó en ese terrible mundo. Nosotros éramos solo unos niños
pero me acuerdo a la perfección.
El día que cumplí 18 años mis padres dieron
una gran fiesta en casa. Hacía un año que ella había salido de la clínica de
desintoxicación y en teoría estaba curada. Solo en teoría porque bastó que
alguien le ofreciera para que ella acabara con una sobredosis en el hospital y
que muriera tres días después.
Después de aquel episodio mi padre trasladó
nuestro hogar a Barcelona. Yo me centré en los estudios y Lucas fue descubierto
como cantante por un programa de televisión. Cada uno la echaba de menos a su
manera pero, la verdad, es que nunca nos sentamos a hablar de ello.
Sé que Lucas visita esta casa a menudo
cuando estamos en Madrid. De hecho la casa está como si alguien viviera en
ella. Creo que es su forma de rendirle homenaje. Pero yo hasta esta noche no me
había propuesto volver.
No es algo de lo que este orgulloso pero
anoche por primera vez en mucho tiempo me sentí cómodo en Madrid y sentí la
necesidad de volver a casa. Desde que pasara lo que pasó no me gustaba estar en
esta ciudad, sabía que teníamos que pasar temporadas por tema de trabajo y por
eso elegía hoteles y apartamentos. Así me convencía de que estábamos solo de
paso. Una vez, Lucas propuso que viviéramos en la capital, en esta casa o en
otra cualquiera, porque era más fácil pero mi negativa fue tan rotunda que no
lo había vuelta a intentar.
En fin, centrándome en lo de anoche, Lola
me hizo sentir tan bien que no quería sepárame de ella. Sabía que ella no
quería ir al hotel y aunque estaba tan borracha que no se hubiera dado cuenta,
sé que al día siguiente me mataría. Así que no lo pensé y decidí venir a casa.
Y, nada aquí estoy viéndola dormir.
Prácticamente no he dormido en toda la noche. Esta preciosa. Se durmió nada más
montarnos en el taxi, se ve que estaba agotada y yo me quede encandilado de la
tranquilidad que desprendía su rostro. ¿Por qué no era siempre así?
Sobre las siete y media me decido a
despertarla. Ella tiene que ir a trabajar y yo debo repasar los preparativos
para la sesión de fotos del lunes. Con cuidado coloco mi mano sobre su hombro y
la mezo con delicadeza.
-Lola, despierta.
Anoche actué sin pensar que hoy tendría que
dar explicaciones que no me apetece dar y lo peor de todo es que no soy
consciente de ello.
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Madre mía, siempre acabo con ganas de más, Lola se despertara como una leona seguro. Besos
ResponderEliminarAy que bueno un cambio de narración en la historia que ademas nos deja conocer mas detalles de sus vidas. Me encanta!!!! Q cariño le estoy cogiendo ya, espero q Lola no sea muy dura con el
ResponderEliminarAy que bueno un cambio de narración en la historia que ademas nos deja conocer mas detalles de sus vidas. Me encanta!!!! Q cariño le estoy cogiendo ya, espero q Lola no sea muy dura con el
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