viernes, 8 de mayo de 2015

María, la sirvienta. Capítulo 1. Primer día


La nevada que cayó aquel Miércoles de Ceniza hizo que por las calles de Salamanca no se pudiera prácticamente andar. María, después de despedirse de su madre dándole un beso en la frente se ajustó la capa todo lo que pudo y salió para enfrentarse al temporal.


Mientras caminaba por la calle notó como la nieve, que mojaba sus alpargatas, iba congelando poco a poco su alma. Aunque el trayecto era largo, ya que tenía que andar más de una hora, iba tan pendiente de no resbalar que no tuvo tiempo de aburrirse. Antes de llegar a su destino paso cerca de las obras de la nueva catedral donde, a pesar del mal tiempo, los hombres seguían transportando las piedras de un lado a otro. Miro atentamente entre los trabajadores con la esperanza de ver a su padre, era maestro cincelador y solía trabajar hasta que la luz del día se agotaba. Frustrada por no haberle visto siguió su camino. Le hubiera gustado darle un beso para agradecer la oportunidad que le estaba brindando. Su padre había realizado varios trabajos en el palacio de los condes y, por ello, habían requerido sus servicios.

Según le había contado su progenitor durante la cena, su labor consistía en ser dama de compañía de la hija de los condes. Al parecer la pobre muchacha había sufrido un accidente mientras montaba a caballo en el que se había quedado ciega. María sentía pena por la joven condesa, ella nunca había montado a caballo y no sabía qué alegría podría proporcionar hacerlo pero estaba segura que no podría compararse a la de ver. Aquella misma noche ella se había vendado los ojos para saber cómo debía ser el mundo de ella por un instante. Al intentar andar se había tropezado con la silla, la mesa y con todo lo que había a su alrededor. Se dio cuenta que una dama de compañía le era necesaria ya que la joven condesa necesitaba a su lado alguien le evitara tropezar y entonces sintió una enorme pena. ¿Qué hombre iba a querer a esa muchacha? ¿Cómo iba a casarse con ella alguien? Seguramente solo lo hicieran por interés, ella era la futura Condesa de Vallesol y por todos era sabido que su padre amasaba una gran fortuna.


Cuando al fin llegó al palacio de los Condes de Vallesol, eran las diez de la mañana. Nerviosa llamó a la puerta de servicio donde una mujer rechoncha la recibió.

-Hola, buenos días.
-Buenos días muchacha, ¿en qué puedo ayudarle?-contestó de forma hospitalaria.
-Mi nombre es María Alonso y vengo de parte de Jerónimo Alonso, mi padre.
-¿Tú eres María? ¡Virgen Santísima! Has crecido muchísimo-replicó sorprendida la mujer-. Pero pasa muchacha, no te quedes fuera con este frío.

Al cruzar el umbral del la puerta, María se encontró con la cocina del palacio. Era un espacio amplio con una gran mesa en el centro rodeada de sillas donde debía comer el personal. A la derecha una gran chimenea caldeaba la estancia.


-Pero siéntate muchacha, que no mordemos-dijo la mujer señalándole una silla.
-Muchas gracias, señora.
-¿Señora? Eso sí que es un buen chascarrillo. Yo soy Doña Virtudes, la cocinera, y esta que está aquí es Elvira, mi ayudante.
-Encantada de conocerlas-contestó tímidamente-. Mi padre me dijo que preguntara por Don Fernando, él me dirá que es lo que tengo que hacer.
-Sin duda tu padre es un hombre muy sabio-. Rió Doña Virtudes-. Elvira ve a buscar a Don Fernando y tú acerca esa silla al fuego, no vaya a coger una pulmonía.

Don Fernando resultó ser un hombre canoso, bajito y mal humorado que al parecer dirigía el servicio del palacio con mano dura. Sin ningún tipo de tacto, le ladró que su vestimenta no era la adecuada y que antes de presentarse ante los señores se le proporcionaría una nueva. Al verla temblar ante sus palabras el hombre entendió que se trataba de una buena muchacha. Por ello con un tono un poco más suave, que podríamos comparar con el de un gruñido, le explicó impacientemente cuáles eran sus tareas y donde estaba su habitación. Al parecer en ella habían instalado un timbre para que Doña Magdalena, que así se llamaba la joven condesa, pudiera avisarla por la noche a la hora que quisiera.


Una vez se cambió de atuendo, María, volvió a la cocina para esperar a Don Fernando como él mismo le había indicado.

-Toma, muchacha, un poco de caldo. Te vendrá bien para templar el cuerpo-le ofreció Elvira.
-Muchas gracias, pero no sé si debo to...
-No digas tonterías, tómatelo-.Insistió la mujer-.Aquí siendo hija de quien eres no ha de faltarte nada, tus padres son unas buenas personas. Antes de que subas a ver a la joven condesa quiero que te armes de valor y paciencia. La pobre esta amargada por todo lo que le ha pasado y va a querer hacerte la vida imposible. Pero hazme un favor, resiste y ten mucho cuidado.



María escuchó atentamente los consejos de Elvira, se veía que era una buena persona y que apreciaba a su familia. Por lo que parecía su trabajo no iba a ser tarea fácil y empezaba a tener curiosidad ¿cómo sería su señora?

¡Si os gustó o no os gustó esta entrada no olvideis dejar vuestro comentario! Mil gracias por vuestra opinión

19 comentarios :

  1. Me parece interesante , suerte con tu nueva historia

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    1. Muchas gracias espero que te guste ^^
      Me encantará saber tu opinión jejejej siempre es importante ;)
      Mil besos

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    3. Muchas gracias espero que te guste ^^
      Me encantará saber tu opinión jejejej siempre es importante ;)
      Mil besos

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  2. ya tengo curiosidad como sigue. Espero leer el proximo capitulo pronto. ;)

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    1. ^^ unos días más y tendrás tu respuesta reina!! Mil besos

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  3. Un buen comienzo, ya me veo que a la pobre María le va a pasar de todo...

    Voy a estar pendiente de las continuaciones!

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    1. Muchas gracias ^^ la pobre María se las va ver canutas o no...¿ Quién sabe? mil besos!!

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  4. Pensé que había comentado.
    Está muy bien. Ya continuarás.

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  5. Hola Lupe!!
    Me encanto *-* como siempre tus novelas no han perdido ese toque ligero y adictivo :3 me quede intrigado por como sera la condesa y que pasara con la joven maria
    Estare esperando el proximo capitulo con ansias
    Un beso!!

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    1. Hola!!! Muchas gracias ^^ jejeje
      Espero seguir manteniendo vuestras expectativas ^^ me alegra muchísimo tu comentario. Millones de gracias reina!! Besitos

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  6. Vaya forma de intrigar al personal ¿eh? Jajajaja.
    Me gusta mucho el enfoque y esta primera parte en la que nos has presentado un poco a María y a los que serán sus nuevos compañeros en el servicio de la casa. Estoy muy intrigada sobre cómo será la condesa y cómo tratará a María. Intuyo que podría no tratarla bien debido a lo amargada que está con su ceguera... No sé, no sé.
    Eso sí, vigila un poco algunas cositas que he visto , como "... del la..." o colocar una coma entre el sujeto y el predicado (en: "Una vez se cambió de atuendo, María, volvió a la cocina para...", como ves, no queda muy bien esa pausa).
    Yo también esperaré el próximo capítulo con ansias :)

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    1. Muchas gracias por tus comentarios!!! Son de muchísimas ayuda, volveré a repasar el texto. A las veces me pasa que no veo los errores aunque los lea y relea, así que me viene genial que me lo digáis!!
      Un besazo!!

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  7. Si pretendías enganchar...lo has conseguido! Ya solo con estar ambientado en Salamanca, ciudad que adoro, me tienes ganada. Pero además la historia tiene muy buena pinta. Tengo muchas ganas de ver como sigue :)

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    1. Jajajajaj pretendía, pretendía y me alegra haberlo conseguido!! Espero que con cada capítulo un poco más ^^ la ciudad es una joya y eso que aún no la conozco!!! Tendré que poner solución a esto!!!
      Mil besos!!

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  8. Holaa!!! Buen comienzo! Me gustan las expresiones tan típicas de la época (y de la no tan época jaja).
    Espero conocer a la hija de los condes en capítulos posteriores, a ver si en verdad da pena o no ^^
    Sigue así!!!
    Un besazooooo!!!

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  9. ¡¡Hola guapa!!
    Ay madre... pobre María...... ¡¡Impaciente por saber cómo le va a ir!! ;)
    ¡Un beso!

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