María siguió a Don Fernando a través
de las escaleras de servicio, él le iba contando cuáles eran sus funciones,
como debía comportarse en presencia de los condes y las reglas que debía respetar
para conservar su trabajo. Cuando llegaron al segundo piso, el viejo mayordomo
se paró frente a la puerta que daba acceso a las dependencias de sus señores.
Por un segundo miró a María como si dudara de algo, pero antes de que ella
pudiera devolverle la mirada enmascaró sus ojos en ese negro distante que lo
caracterizaba.
-Quizás no
debería decirte esto muchacha-dijo envarando
su cuerpo-, pero ten mucho cuidado.
Al oír su advertencia, María levantó
su mirada. ¿Por qué todo el mundo le advertía sobre su nueva señora? ¿Qué
habría de malo en ella?
Sin devolverle la palabra Don Fernando
abrió la puerta y le indicó con un gesto que pasara primero. María quedó
sorprendida con lo que sus ojos descubrieron al traspasar aquel umbral, parecía
que sin previo aviso había cambiado de mundo. Estaban en un pasillo enorme donde
las paredes estaban arropadas por tapices y las lámparas de arañas brillaban
teñidas por la luz del sol que entraba por los ventanales. Antes de continuar
su camino, Don Fernando le explicó cómo debía distinguir la puerta, ya que
estaba oculta por un fresco en la pared. No cabía duda de que los Condes de
Vallesol tenían mucho dinero, en aquella estancia no faltaba ningún detalle.
Caminaron por el pasillo mientras ella
miraba de reojo el jardín al que daban los ventanales, por un momento deseó que
la nieve que ahora lo cubría se fundiera de repente y que en el brotaran
millones de flores que lo adornaran.
Al llegar a la habitación de su
señora, Don Fernando tiró de una de las hojas de roble que pesada les cedió el
paso. El olor que salió de la estancia le abofeteó con fuerza haciendo que todo
lo que tenía a su alrededor perdiera la belleza con la que se había
maravillado.
-Pero...
-La señora no
permite que nadie se acerque a ella desde cayó en desgracia-contestó Don
Fernando como quien confiesa un crimen.
-¿Cómo? ¿Cuánto
tiempo lleva la señora en este estado?-preguntó en un
susurro la muchacha.
-No sabría
decirle con seguridad, los días pasan y no llevamos la cuenta. Lo que sí puedo
asegurarle es que una vez a la semana se le obliga a bañarse y aseamos la
alcoba.
Durante unos minutos María miró al
hombre con desprecio, ¿cómo podían tener a la joven condesa en esas
condiciones?
Sin pensárselo dos veces la muchacha
llenó de aires los pulmones y se dispuso a entrar en la habitación. A tientas
llegó hasta las ventanas, donde necesitó un gran esfuerzo para retirar las
cortinas. El panorama que se descubrió a su alrededor fue desolador. En la
habitación no había nada en su sitio, la comida se estaba pudriendo entre las
heces y la ropa que había en el suelo. Antes de quedarse sin aire en los
pulmones, María abrió la ventana que tenía al lado haciendo un gran ruido. De
las sábanas revueltas apareció una muchacha que más que una joven parecía una
abominación. Llevaba el pelo sucio y cortado a mechones irregulares. Su ropa
estaba rasgada y debajo de la mugre de su rostro se podía distinguir moratones.
«Pobre criatura»
pensó
María con pena. Pero antes de que acabara su pensamiento la joven condesa se
puso a gritar como un animal. Estaba fuera de sí y aunque no sabía muy bien dónde
dirigirse, tanteaba a su alrededor en busca de algo para lanzarlo.
-¿Quién eres?
¿Quién hay ahí? Se lo que quieres maldito bastardo, pero juro que conmigo no
podrás.
María la miro sorprendida, ahora
entendía que le dejaran desatendida, por lo que veía la joven tenía un carácter
bastante fuerte. Miró a la puerta y Don Fernando había desaparecido. No supo
muy bien porque pero no le sorprendió parecía que habían dejado a aquella
muchacha abandonada como si fuera un animal. Al pensarlo María comprendió
perfectamente cómo se podía sentir la joven, no solo se había quedado sin la
vista sino que además nadie se acercaba a ella. Observó por un momento a la
joven condesa lanzar objetos contra la nada. Con un suspiro, María pensó que no
iba a tenerlo nada fácil pero aún así ella no se amilano. Intentando hacer el
menor ruido posible se acercó a su nueva señora y le quitó el cojín que llevaba
en las manos.
-Disculpe,
señorita, no creo que con un cojín de plumas pueda usted hacerme mucho daño.
-¿Quién eres
zorra? ¿Vienes a matarme? Porque juro que como te acerques te estrangularé con
mis propias manos.
-Mi nombre es
María, señorita y estoy encantada de conocerla-contestó
omitiendo su amenaza.
-Tu nombre es
zorra y que sepas que no eres nada. ¡Vete de aquí!-gritó la joven
condesa fuera de sí.
María la ignoró mientras abría las
ventabas, aquello estaba hecho un asco y desde luego no pensaba dejar que se
quedara así por mucho tiempo. Antes de ponerse a recoger, pidió que le subieran
todo lo necesario para poder limpiar la estancia. Era una suerte poder contar
con una campanilla para avisar a sus compañeros.
Con el paso de los días la joven
condesa se fue acostumbrando a que ella estuviera en la habitación. Lo notó
porque su señora, aunque seguía llamándole zorra en vez de por su nombre, ya no
temblaba cuando le oía ni gritaba tan fuerte como al principio. Como no podía
ser de otra forma la joven condesa no le permitía acercarse a ella, ni tan
siquiera le dejaba darle de comer. María intentando demostrar toda su amabilidad, le explicó que era un honor
poder ayudarle con sus tareas más personales. Pero la joven no cedió.
Al final de la segunda semana la joven
condesa decidió dejarse ayudar, seguía hablándole como si fuera un enemigo pero
se notaba que comenzaba a tenerle confianza. Un día, meses después de que
entrara a su servicio, mientras le estaba dando la comida la joven condesa
decidió rendirse ante aquella muchacha que tanto la estaba cuidando.
-María, ¿tú me
leerías un libro?-preguntó tímidamente.
-Señorita, yo
leo muy mal y muy lentamente. ¿Quiere que le pida alguien que sepa mejor para que
le entretenga?
Ante el apuro que la joven condesa
escuchó en su voz no pudo evitar reírse. Hacía tanto que no se reía que casi se
había olvidad de ello.
-No, María.
Tienes que ser tú. Hagamos un trato, el día que tú seas capaz de leer del tirón
te cuento porque quisieron matarme.
La joven abrió la boca tanto que pensó
que se le caería en algún momento. ¿Le habían intentado matar?¿Ella sabía quién?
Aquello no podía ser cierto ella era la hija de uno de los hombres más ricos de
España. Si lo que ella estaba diciendo era verdad, seguro que ya habría volado
algún alma al otro mundo sin previo aviso. Antes de ni siquiera poder
reaccionar su señora la interrumpió de nuevo.
Enhorabuena por tu iniciativa y tu buen hacer. Esperaremos nuevas entregas, pero si me permites dos consejos: 1. La letra cuesta leerla especialmente las "e". Es muy bonita pero para ler fragmentos de relatos es dicicultosa y cansa 2. Y la longitud algo excesiva para un post. No te lo tomes a mal, sólo com algo constructivo para tratar de atraer al lector y no cansar. Un abrazo!
ResponderEliminarHola!
EliminarMuchas gracias por tu comentario y tu crítica. Ya cambie el tipo de letra, no pensaba que pudiera leerse mal la letra ^^ pero de todo se aprende!! Mil gracias de nuevo. Intentaré hacer los capítulos más cortos en las próximas entradas.
un abrazo!!
Enhorabuena por tu iniciativa y tu buen hacer. Esperaremos nuevas entregas, pero si me permites dos consejos: 1. La letra cuesta leerla especialmente las "e". Es muy bonita pero para ler fragmentos de relatos es dicicultosa y cansa 2. Y la longitud algo excesiva para un post. No te lo tomes a mal, sólo com algo constructivo para tratar de atraer al lector y no cansar. Un abrazo!
ResponderEliminarme parece muy bien esta idea la verdad a mi me encanta leer! ;)
ResponderEliminarSi!! Es muy buena idea a ver si te animas y te unes en la próxima ^^
EliminarUn abrazo!
me parece muy bien esta idea la verdad a mi me encanta leer! ;)
ResponderEliminarLa idea es muy buena !
ResponderEliminarUn saludo.
MMEUC
Gracias, espero que te guste.
Eliminarun abrazo
me encanta! esperando a seguir leyendo.
ResponderEliminarMuchas gracias^^ en unos días público la próxima!! Un beso!!
EliminarSin aire me dejaste...espero impaciente
ResponderEliminarGracie!! Jejeje en breves más, espero que te siga gustando!!
EliminarUn abrazo!!
y como sigue?
ResponderEliminarAh!!! No sé, no sé habrá que esperar al próximo capítulo^^ Un besazo
EliminarQue paciencia la de María jajajaja.
ResponderEliminarEl primer comentario tiene razón respecto a la tipografía, hay palabras que me tuve que parar a leer dos veces, estaría bien para un título o algo así, pero para las entradas sobre todo si son relatos, no.
Pero bueno, ha estado muy bien, espero el tercero :)
Hola!!
EliminarMe alegro de que te haya gustado :) :) Ya cambié la tipografía de la entrada. No había pensado que se pudiera leer mal, jeje. Me acabo de dar cuenta que no coloque las imágenes que toca en este post...en cuanto llegue a casa lo rectificó.
Un abrazo!!
Con ganas del siguiente capitulo. ;)
ResponderEliminarMuy interesante!
ResponderEliminar¡¡Hola!!
ResponderEliminarMadre mia... ¡¡que curiosidad!! :D :D
Espero ansiosa el siguiente ^^
¡¡Un beso!!
buen capitulo Lupe, me ha quedado con ganas de mas, estare pendiente saludos guapa
ResponderEliminarAla! Qué carácter jajaja Me ha gustado mucho Lupe! Sí da un poco de pena :( Espero al siguiente capítulo a ver si la sonsaca por qué la han querido matar :)
ResponderEliminarUn besazoooo
Tienes una nominación a un premio, cuando puedas pásete por mi blog a recogerlo. =D
ResponderEliminarhttp://lunnaris81.blogspot.com.es/2015/05/premio-parabatais.html?spref=fb
Me ha gustado mucho saber un poco más sobre la condesa y me alegra que finalmente se haya rendido y haya decidido darle un poco de su confianza. No sé por qué querrían matarla, pero estaré encantada de ir averiguándolo con cada capítulo ^^
ResponderEliminarHola! Un poco tarde, pero aquí estoy para saber cómo termina la historia de María. Es muy entretenido, y me impresionó un poco el estado en que estaba la condesa, menos mal que María tuvo el coraje de quedarse :)
ResponderEliminarLo que sí te diría es que te fijes un poco en la puntuación. No está mal, pero hay partes en las que quedaría mejor otra cosa en lugar de una coma. Por ejemplo:
"María siguió a Don Fernando a través de las escaleras de servicio mientras él le iba contando..."
"Caminaban por el pasillo mientras ella miraba de reojo el jardín al que daban los ventanales. Por un momento deseó..."
"María la ignoró mientras abría las ventanas. Aquello estaba hecho un asco..."
Creo que eso ayudaría al ritmo del relato. Espero que te sirva!
Fuera de eso, la narración es ágil y fácil de leer. Sigo leyendo!