Al
entrar en la sala donde me esperaba Gala eché la llave haciendo que ella
clavara sus afilados ojos sobre mi. Su boca de color coral estaba seria
marcando la tensión que la vida le hacía sufrir. Mientras observaba el resto de
su cuerpo avance con paso decidido hasta ella.
Estaba recogida, abrazándose a si misma buscando la protección que su entorno le había negado. Al llegar a su altura me miro desafiante y orgullosa como siempre que se enfadaba.
Estaba recogida, abrazándose a si misma buscando la protección que su entorno le había negado. Al llegar a su altura me miro desafiante y orgullosa como siempre que se enfadaba.
La
verdad, es que me sorprende recordar tantos detalles de aquel primer momento.
Cualquier persona que hubiera estado presente me hubiera visto llegar como un
loco dado largos pasos hasta ella y tirar de su codo con fuerza para besarla.
Tengo
que reconocer que en aquel beso volqué toda la frustración que había sentido en
las últimas semanas. En sus labios le reclame todo aquello que no podía decirle
a gritos. Pasado unos minutos mis besos se suavizaron hasta convertirse en una
dulce suplica que le rogaba que me amara. Cuando dejamos de besarnos sus mirada
llena de vergüenza y rabia se aparto de la mía mientras con sus manos sobre mi
pecho intentaba deshacer nuestro abrazo.
Sobra
decir que no la deje, abrazándole fuerte la cintura con mi brazo izquierdo use
la mano que me quedaba libre para levantar su barbilla.
-Luis,
por favor…-suplicó con la mirada llena de lágrimas.
-No
llores, cielo-pedí mientras le daba un suave beso en los labios.
Si
embargo ella rompió a llorar, las lágrimas comenzaron a caer sobre su rostro
mientras yo las secaba con mis caricias.
-Tu y
yo, Luis…Tu no sabes…él, él…sabe que has estado en Barcelona-dijo entre
sollozos.
-Gala,
cielo, tranquilízate. Sí, estuve en Barcelona y averigüé todo lo que esta
pasando. ¿Crees que te voy a dejar en manos de semejante individuo?-razoné.
Prometo
que mi intención era tranquilizarla con aquellas palabras pero mi querida Gala
era demasiado rebelde como para hacer caso a mis intenciones. Ante sus sollozos
no tuve más remedio que llevarla hasta el sofá para consolar su disgusto en mi
regazo.
No se
si os he contado alguna vez lo pequeña que era pero entre mis brazos era de
capaz de refugiarse hasta esconderse de mis ojos. Parecía tan indefensa que
dolía, lo había pasado tan mal en su vida que daba rabia.
Cuando
noté que sus sollozos se acabaron despegué su cabeza de mi pecho y coloque sus
rostro entre mis manos.
-Cielo,
no te preocupes por nada te prometo que yo lo arreglare-susurre entre besos a
sus labios.
-Luis,
no sabes lo peligroso que puede llegar a ser ese hombre. Es capaz de hacer
cualquier cosa por salirse con la suya…
No pude
evitar sonreír ante su comentario. A veces era tan inocente.
-¡No te
rías de mi!-exclamó molesta-. Te estoy hablando en serio.
-Tranquila,
mujer- me carcajeé ante su reacción-.No dudo que ese hombre sea capaz de hace
lo que sea por lo que quiere pero el resto también sabemos jugar a ese juego.
De un
manotazo apartó mis manos de su cara.
-Estas
loco si piensas que vas a poder con el a la brava-afirmó airada.
-Créeme,
no lo pretendo.
-¿Ah,
no? Entonces, ¿qué piensas hacer?
Unos
golpes en la puerta me salvaron de responder algo de lo que no tenía ni idea.
Detrás de la puerta apareció una de las doncellas de mi tía pidiendo que Gala
le acompañara.
La novia estaba vestida y preparada para la ceremonia, nuestra coartada se había acabado. Le di un beso en los labios antes de dejarle ir. Después me coloqué los gemelos y me puse la chaqueta. La función debía continuar pero esta vez con el recuerdo de sus labios sobre los míos.
Seguir leyendo
La novia estaba vestida y preparada para la ceremonia, nuestra coartada se había acabado. Le di un beso en los labios antes de dejarle ir. Después me coloqué los gemelos y me puse la chaqueta. La función debía continuar pero esta vez con el recuerdo de sus labios sobre los míos.
Seguir leyendo
No hay comentarios :
Publicar un comentario