A quien haya por ahí:
Hace mucho tiempo que no escribo, no
han sido por falta de ganas, sino porque estos cerdos me han tenido en
aislamiento más días de los que merecía.
La culpa fue de un energúmeno que me
tocó las pelotas. Después de mi última carta baje a cenar y el muy nenas,
porque no tiene otro nombre, se le ocurrió que podía reírse de mí y le di una
paliza. Según me contó la directora del penal, de forma muy poco amable tengo
que decirlo, tiene rota la mandíbula y tres costillas. Pero si es que al muy
mamón no se le ocurrió otra cosa que joderme la comida ¿Nadie le dijo que con
la comida no se juega? En fin, por aquí la inteligencia no es que sobre pero me
tengo que apañar con lo que tengo a mi alrededor.
Como os estaba contando en la carta
anterior mi amiga la tarada, por no decir la loca de remate, me suplicó que nos
coláramos en el bar en el que estaba trabajando.
Recuerdo que era un martes y
que toda su afición era que yo me la follara en la cocina. Mientras nos
colábamos, tuve que reñirle un par de veces, estaba haciendo un ruido de mil
demonios y mis jefes vivían en el piso que había encima del local. Bueno,
después de bebernos una botella de tequila, comenzamos a enrollarnos en la
cocina y a la señora se le ocurrió pedir que la amenazara con un cuchillo entre
palo y palo. Creerme cuando os digo que mezclar un cuchillo, alcohol y yo en la
misma habitación no suele ser buena idea. Pero la loca esta se empeñó y, siendo
sincero, ¿cómo iba a negarme?
Resumiendo que se me fue la cabeza, y
mira que yo lo veía venir, pero es que la muy loca dice que estaba gozando como
nunca en su vida.
Sí, como en su vida…pero cuando le di
la primera puñalada bien que grito. Lo hice mientras le penetraba y ella como
loca me pedía más. Locura transitoria alegó mi abogado en el juicio, sí claro,
como si yo no supiera lo que hago. Bueno después de darle diecinueve estocadas
más escuché como mi jefe me gritaba que parara.
Él muy pervertido había estado
mirando como nos lo estábamos montando y ahora quería que parara. La solté
enfadado dispuesto a explicarle cuatro cosas mientras el se abalanzaba sobre
mí. Pues si os digo la verdad, no me lo pensé, lo trinche como a un pavo el día
de navidad y me senté a mirar como se desangraba. El hijo de puta se había
estado comiendo mi sudor durante todo aquel tiempo, se lo merecía.
Al escuchar las primeras sirenas de
la policía, salí del local por la puerta de atrás. Corrí hasta que los pulmones
casi me explotaron y, sin mirar atrás, me marché de aquel pueblo en busca de
una vida mejor.
Bueno hasta aquí este episodio de mi
vida, otro día os contaré otro y veréis como no el malo no es tan malo, ni el
bueno es el mejor.
Hasta
pronto.
Me encanto. Un relato escalofriante contado con humor negro. Algo que debería provocar pavor y me ha sacado una sonrisa. Te felicito!! Besos.
ResponderEliminarGracias guapa!! Me alegro de que te guste, la verdad es que este personaje es un loco pero me encanta.
EliminarUn besazo
Interesante historia :)
ResponderEliminarUn saludo
Mil gracias!
EliminarUn saludo!
Me ha gustado!!
ResponderEliminarMuchas gracias, en breves más y espero que siga gustandote.
EliminarUn abrazo